La nutrición es una fuente secundaria de energía. Sin embargo, el alimento primario, o fuentes no alimentarias de nutrición, son las que realmente nos satisfacen en primer lugar.
De niños, todos vivíamos en la onda de los alimentos primarios. Por ejemplo, la felicidad y la entrega nos alimentaban cuando estábamos enamorados, mientras que el trabajo nos alimentaba cuando éramos apasionados por nuestra profesión.
Además, la emoción y el éxtasis de la vida cotidiana nos pueden alimentar de forma más completa que cualquier alimento.
Imagínate unos niños jugando afuera con sus amigos. A la hora de cenar, son llamados por su madre diciendo: «¡Es hora de que vengan a comer!» Aunque los niños responden: «¡No mamá! No tenemos hambre todavía», son reunidos en la mesa y se asegura de que no dejen ni un bocado.
Con cierta resistencia, los niños se esfuerzan en comer lo mínimo y muestran ansias por volver a salir a jugar. Al final del día, regresan exhaustos y satisfechos. Rápidamente se duermen sin siquiera pensar en comida.
¿Puedes recordar un momento en el que estuvieras profundamente enamorado de la vida?
Seguramente, todo lucía brillante y cálido; los colores eran vivos y la vida estaba llena de dicha. O tal vez, te sentías abundante de felicidad ante la presencia de una pareja, sostenida y animada solo por la feliz conexión que experimentaban.
Además, piensa ahora en un momento en el que estuvieras involucrado/a en un proyecto de trabajo muy emocionante. Creías en lo que estabas haciendo con todo el corazón y te sentías confiado/a y estimulado/a. El tiempo se detenía y el mundo exterior sencillamente desaparecía; ya muy tarde, te acordabas de comer.
Por otro lado, recuerda alguna vez en la que estuvieras deprimido/a o en la que experimentabas un momento de baja autoestima: te estabas muriendo de hambre por alimento primario.
Ninguna cantidad de comida secundaria hubiera podido satisfacerte. No hubiera importado lo mucho que comieras, nunca te habrías sentido satisfecho/a. La necesidad de amor, o simple reconocimiento no hubiera sido remediada por la comida en exceso.
Es claro que el alimento primario va más allá del plato, nutriéndonos en un nivel más profundo.
Los cuatro alimentos primarios principales son: profesión, relaciones, actividad física y práctica espiritual. Además, mientras más alimento primario consumamos, menos dependemos del alimento secundario.
Por el contrario, cuánto más nos llenemos de alimentos secundarios, menos espacio dejaremos para el alimento primario, nuestra verdadera fuente de nutrición.
Muchas religiones y culturas practican el ayuno para reducir el consumo de alimentos secundarios, abriendo canales para recibir una mayor cantidad de alimento primario.
Así que, es momento ahora de tomar un poco de tiempo de calidad para explorar tu equilibrio personal entre la alimentación primaria y los alimentos secundarios. ¿Qué área necesita un poco de tu atención? Recuerda, el cambio empieza con una, permite darte amor.
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– Glosario MF Mindful.
