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Cuando se pregunta a los padres, ¿qué es lo que quieren para sus hijos? la mayoría dirá lo mismo: que sean felices. Claro que queremos que nuestros hijos sean felices y por una buena razón.
Los niños felices, son niños sanos. El bienestar y la salud mental son fundamentales para su desarrollo cognitivo, social, emocional, físico y educativo.
Hoy en día, hay cada vez más y más niños con diabetes, problemas de atención, obesidad, autismo, alergias, ansiedad y depresión.
Esto puede ser consecuencia del mundo actual del que somos parte, vidas muy ajustadas y poco tiempo libre, padres muy estresados con poca paciencia, deficiencia en el sistema educativo, emociones no tratadas, y muy importante, la mal nutrición que reciben los niños.
Partiendo de que el hogar es la primera escuela para los niños, quienes no siempre reciben su desayuno como corresponde, almuerzos omitidos o de baja calidad nutricional. Encontramos también almacenes y cafeterías en las escuelas donde sólo se ofrecen sandwiches, alimentos envasados, dulces, chocolates, bebidas gaseosas y jugos artificiales.
Todo esto es la causa de muchas de las enfermedades que los niños están padeciendo, en promedio, crecen en un ambiente diferente al que sus padres han crecido. De la mano viene el boom de la tecnología, que desencadena un nuevo “rango de problemas”, bullying online, los medios sociales y la alta presión de cumplir las expectativas de sus amigos/pares.
-Chris Dickson, psicólogo, hace la gran pregunta, ¿cómo acompañar a nuestros hijos a enfrentar las presiones del mundo actual (no solo el externo, también el interno)?
Sabemos que la paternidad/maternidad es una gran responsabilidad, en educar y cuidar del desarrollo de nuestros hijos; El confiesa que hay que -volver a lo básico-, construir una relación amorosa con tus hijos sin tecnología.
Puede ser tan simple como incluir a los niños en la cocina. Todos tenemos que comer cada noche, incluirlos es una excelente manera de generar un tiempo de conexión, salir de los aparatos tecnológicos y estar presente con la familia.
Cocinar nos invita a prestar atención al trabajo que estamos haciendo, trayendo la mente al presente. Te motiva a bajar revoluciones y disfrutar del sabor, el tacto y el aroma. El tener que mezclar, cortar o colar puede ser meditativo y terapéutico. Es una gran oportunidad para crear y expresarse.
Pasar tiempo en la cocina con tus hijos genera beneficios psicológicos además de proveer un lugar seguro para disfrutar de tiempo de calidad en familia.
Jon Kabat-Zinn, define Mindfulness a la toma de conciencia que aumenta cuando prestamos atención, con sentido, al momento presente, no juzgando y abriendo el corazón.
Es deshacerse de los pensamientos negativos y hacer algo que requiera nuestra atención. El cocinar nos esfuerza a eso: medir los condimentos, seguir instrucciones del paso a paso, concentrarse en el olor, sabor, y prestar atención a lo que estamos mezclando, pelando o cortando.
Si te vas de la cocina o respondes ese mensaje/email, esa cebolla puede quemarse!!
Cocinar requiere que estemos presentes, física y mentalmente. Eso es Mindfulness, y por eso hacerlo con niños es una excelente manera de introducirles esta herramienta a su propia vida, -mientras los padres también la introducen.
La comida une a las personas. Cualquier celebración y reunión, incluye comida.
Cocinar con los hijos otorga un sentimiento de enfoque y propósito. Provee un ambiente seguro donde los niños pueden desconectarse, concentrarse en la actividad y disfrutar de ese momento juntos. Crea un vínculo que fortalece la comunicación familiar, pudiendo hablar de cómo ha sido el día de cada uno.
Cuando recibimos un feedback/critica positiva sobre algo, nos hace sentir bien, ¿cierto?, ¿y cuando cocinamos algo rico para alguien y ese alguien nos agradece? Eso aumenta nuestra autoestima. Cocinamos para alimentarnos y nutrirnos, cuando un niño es aplaudido por su oportunidad de crear algo, aumenta su orgullo.
Cocinar es aprender a nuestro propio ritmo, sin presiones. Desafiar a los niños a hacer algo nuevo, ¿qué es lo peor que puede suceder? Si no funciona, ¿cuáles son los aspectos positivos?: puede no lucir genial, pero de sabor esta perfecto.
Les ayuda a aprender a tomar riesgos, “fallar” no es una gran cosa.
La ansiedad en los niños viene del miedo a fallar, fracasar; cuando ellos se dan cuenta que fallar o equivocarse no es el fin del mundo, tienden a preocuparse menos y a enfocarse en encontrar soluciones cuando las cosas no salen como esperaban.
Gran ejercicio. Es una habilidad para la vida misma.
Apoyarlos a que hagan cosas de manera independiente es una gran habilidad que podemos enseñarle a los niños. Apoya su confianza y promueve el cuidado propio. Cuando les enseñamos cómo cocinar, les otorgamos la habilidad de que cuiden de ellos mismos y estén atentos.
Tasha Alach director de terapia y servicios clínicos en una clínica australiana afirma que, la actividad de cocinar es un punto de enfoque para trabajar con niños adolescentes con autismo, ya que puede dar lugar a la conversación.
Enseñarles a los niños cómo cocinar, es educarlos para que aprendan sobre buenos hábitos, los padres tienen la oportunidad de enseñar sobre la diferencia que existe entre cocinar vegetales hervidos o al horno o comprar alimento procesados/envasados.
Lisa Vale, pediatra y terapista ocupacional confiesa que exponer a los niños frente a nuevos alimentos, educa a que expandan sus opciones sobre alimentos más nutritivos en la dieta.
Es fundamental para el desarrollo de todo su cuerpo y crecimiento que los niños consuman nutrientes que provengan de las plantas, como verduras, frutas, legumbres y beban mucha agua o jugos exprimidos, en comparación a bebidas gaseosas y jugos artificiales. Sin mencionar que los dulces deberían ser ocasionales.
El cerebro absorbe aproximadamente el 38% de las calorías que consumimos en total.
Esto significa que 38% de calorías de una chocolatada no es lo mismo que 38% de calorías de una banana. Sabiendo que eso es lo que alimentará el cerebro de nuestros niños.
Es importante empezar a tomar consciencia que los niños (como adultos, todos) deben consumir los alimentos necesarios, más en su etapa de desarrollo, donde su cuerpo se está desarrollando y están en la flor de la vida donde todo lo absorben.
Padres, adultos, maestros, empecemos a tomar consciencia sobre la importancia de nutrir bien a nuestros chicos.
Observar si hay alergias, algún alimento que les caiga mal o pesado. Cada vez hay más casos de alergias a ciertos alimentos, a la lactosa, al gluten.
Normalmente esto no es un “problema de ellos” o decir que es “anormal”, la realidad es que es parte del ambiente (en general) donde están creciendo: alimentación de los padres (la información se hereda en el ADN), la alimentación de la madre – fundamental, en el momento de la gestación y lactancia -si hubo-. Sumado a que cada vez son más los alimentos procesados. Todo lo que venga en paquetes, y venga de una fábrica. Vienen con muchos químicos, ingredientes que son artificiales, toxinas, todo es artificial.
(te invito a que mires en un paquete de algo que tengas en tu alacena, enumeres los ingredientes que hay en la lista y busques en google sobre qué es cada uno. Esto se puede hacer con los hijos, así ellos también aprenden a distinguir y empiezan a tomar consciencia sobre lo importante que es consumir alimentos no procesados).
No es lo mismo la vida que encontramos en un brócoli, lechuga o en una zanahoria, que recibe luz, aire, lluvia, viento de la misma naturaleza: recibe vida; que todo lo artificial que viene de una fábrica que >fabrica< comida.
Estar saludables es compromiso para con nosotros y para con nuestros propios hijos.
Aprender y educarnos sobre cómo mejorar nuestra nutrición (tanto comida del plato como la comida fuera del plato) es un aspecto de primera necesidad.
– Institute for Integrative Nutrition
– www.wellbeing.com.au
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Soy Flor, Coach en salud nutricional integral y lectora de Registros Akáshicos en MF MINDFUL.
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